Quien eres mujer.
A veces no sé quién eres.
Por qué estás aquí
o por qué no estas.
A veces no sé por qué tu nombre
elige los verbos del que soy
o por qué niega
las palabras que olvido.
Sin embargo, cojo mi lápiz
para escribir tu cintura,
para encontrar tus uñas,
y no sé cómo puedo
descifrar lo que tú eres.
Pienso y siento,
a riesgo de fallar en lo que digo.
Creo que eres la linterna,
la vela que en mis ojos
apaga tu suspiro.
Eres la palabra
que siempre pronuncio,
y la verdad que siempre me ciega.
Antonio G. Macera
© Todos los Derechos Reservados.
ANTONIO GUSTAVO MACERA
martes, 12 de febrero de 2013
sábado, 15 de diciembre de 2012
POEMA ANTONIO MACERA
POEMA DEL LIBRO LOCURAS, SUEÑOS Y SOLILOQUIOS
Infiel
He sido
infiel a mis pies, a mis dedos.
He volado sobre rojas copas vacías
y sobre mi cama pensando en la
oscuridad.
He sido infiel a los fríos y húmedos
caballos
que corren y cierran mi respiración.
A las piedras que empuño en las manos.
He sido infiel al desayuno, al
atardecer,
a los vasos de vino en mi escritorio,
a los gruesos eslabones de mi
esclavitud.
He sido infiel a las claves de la noche,
al ronquido del océano, a las flores de
la sal,
al golpe de las olas goteando agujas.
He sido infiel a las pezuñas amarillas del
día,
a las polillas encendidas de la lámpara,
al reloj mural que vigila mis comidas.
He sido infiel a las verdes costuras del
apio,
al abecedario doloroso de mis rodillas
y al delicioso sabor macabro de mis
zapatos.
Antofagasta,
Junio de 2011
2 0 1 0 - 2 0 1 2
© Todos los Derechos
Reservados.
lunes, 8 de octubre de 2012
Poema "Las Olas" del libro "Extraños Rituales", Antonio Macera
Las olas
Las olas me buscan y me señalan
con sus extensas y frías manos
cuando emergen desde el fondo.
Me persiguen, una tras otra,
como amantes con cierto delirio,
como sirenas cantando con mi nombre
a flor de boca llamándome,
o como cuando murmura la arena
dolorosamente entre mis pasos.
Las olas empujan y retumban bajo el infinito,
hunden sus dientes blancos y espesos
y marcan su barricada de espuma.
¡No sé cómo explicar esta dulce tristeza
que me aqueja y complace!
Hay en sus besos aéreos
manos levantadas hacia mí
como manos de náufragos ahogándose.
Pues, ya preso en su húmedo arrebato
brota en su rugido un linaje desenterrado,
alejándose desmedidamente,
como un ejército de prosélitos descalzos
caminando ciegamente, invisiblemente.
En las olas giran los números
ardientes de la sal sacrificada,
se abre la flor del potasio haciéndose trizas,
se besan la salmuera y la miel
y se levantan círculos y aspas
desatando medidas destituidas
y truenos boquiabiertos como ecos.
Las olas empujan y retumban bajo el infinito.
Sus caballos desnudos emergen del agua,
azules, galopando, golpeando la arena,
hasta que la espuma da gritos.
¡No sé cómo explicar esta melancolía
que me alimenta y castiga.
Sucede que es este beso violento que estalla.
Es su multitud púbica y secreta que me acoge.
Es esa voz que se repite y se repite y me llama.
Es ese silencio atronador que quiere llevarme.
Iquique, Agosto de 1992
E X T R A Ñ O S R I T U A L E S
1 9 8 9 – 1 9 9 6
© Todos los Derechos Reservados.
martes, 18 de septiembre de 2012
Poema del Libro ""Extraños Rituales"
Mirando hacia el mar
Mirando hacia el mar
me detengo respirando
como un náufrago.
Tendida en la arena
reposa mi existencia oceánica,
mi llamada, mi camino infinito.
Es que a veces vivo
alimentándome de sal y de algas,
y respiro las noches frías,
y amo a la mujer que vive
ebullente entre las olas.
El mar me llama hacia su tumba.
Frente a él hallo mi humanidad,
la ocasión de muerte,
la acción de vida y de grito.
Me adueño de todo lo nocturno,
de todas las luces navegando
hacia donde yo navego,
empuñando el olor a tierra
que tiene mi voz,
las costumbres de mis manos
cuando amo y el largo adiós
que se expande en mi rostro.
cuando amo y el largo adiós
que se expande en mi rostro.
Antofagasta, Junio de 1990
Antonio Macera
E X T R A Ñ O S R I T U A L E S
1 9 8 9 – 1 9 9 6
© Todos los Derechos Reservados.
lunes, 4 de junio de 2012
Verónica
(La
que alcanza la victoria - Griego)
En
el anillo de tu dedo, en tus pies serenos,
en
la musa escondida detrás de tu nombre,
en
la guirnalda enarbolada de tu risa
respira
el hermoso germen de la alegría.
Así,
mes a mes, tu piel altera su beso
y
su calendario amoroso libera su rosa desatada.
La
eternidad desenvuelve sus números
en
tu seno que encierra las vocales del latido.
Es
entonces, el círculo redentor de tu cintura,
la
lámpara de tus ojos abriendo su cantidad luminosa.
Y
esos pequeños cruces que juegan,
dibujando
las manzanas de tus mejillas.
Mientras
crecen las frutas en tu cuerpo,
se
nutre la luz encogida en su nudo,
y
el resorte del dolor se estira lentamente
sobre
la apretada mariposa amarilla de tu vientre.
Así,
la levadura de tu piel desata su crecimiento
hasta
que se rasga su nuez malherida,
dilatando
un dócil remolino que grita
mientras
la vida desanuda sus palomas.
Antofagasta,
Febrero de 2004
Melisa
(Dulce
como la Miel - Griego)
En
la tierra húmeda la luz abre su crecimiento
sus
horas diminutas, sus ciegas detonaciones.
Son
los latidos que inician su giro,
es
la piel encerrada que abre su madurez
Así
llegaste, hija, a la vida,
con
tus ojos abriendo luces y limones,
con
tu llanto deshojando madrugadas
y
con tu nombre pintando caracoles.
Antofagasta,
Octubre de 2007
Lucía
(La
que nació a la Luz del día - Latín)
Has
sido llamada por la muerte.
Has
enrollado los caracoles en tu almohada.
Has
estirado las madrugadas en tu beso.
Así
tus pies sacros, tus dedos,
tus
palabras un puñado de flechas.
y
tu espalda un arco de piedras dolorosas.
Has
escondido los números de tu cansancio.
Has
olvidado el dolor de tu cabellera.
El
vinagre ha tocado tus labios serenos.
Has
sido llamada por la muerte,
cuando
una voz rasgada como un papel
te
besa, te nombra y te hiere la frente.
Qué
pueden hacer tus pies o tu nombre dócil,
o
la desnudez apuñalada de tus manos,
o
tus labios tocando el desvelo de los relojes.
Tu
mirada se ha vuelto como la piel de un niño.
Tu
voluntad como un nudo inútil,
y
tu beso como un girasol pálido y azotado.
Que
nada te toque o te lastime.
Que
la noche continúe con sus bramidos.
Que
el silencio insista con su bullicio.
Así,
tus ojos se apagarán como las velas,
tus
manos descansarán como palomas vencidas,
porque
has sido llamada por la muerte.
Con
tu nombre uniéndose lentamente a la tierra
con
tus ojos cerrando palabras
…
y tu voz abriendo banderas.
a:
Lucía Leiva Carvajal (Q.E.P.D)
Antofagasta,
Abril de 2008
jueves, 19 de abril de 2012
ANTONIO MACERA: Extracto del Libro "Con el Corazón LLeno de Flechas"
CON EL CORAZON LLENO DE FLECHAS
1 9 8 7 – 1 9 9 7
@ Derechos Reservados
N° de Inscripción 204975 del 06 de Junio de 2011
ISBN : 978-956-375-586-1
1
CAYO LA LLUVIA DESDE TUS OJOS
donde mi desierto es más árido.
Mi llanto naufragó
en el océano que llevas en el alma.
Mi tierra buscó tus aguas,
y tu pez buscó mis redes.
Antofagasta, Agosto de 1987
2
ERES MI DULCE BREBAJE NOCTURNO,
la virgen vastedad del océano;
Eres el agua de la lluvia
cayendo y mojando mi beso;
Eres mi espada, eres mi silencio.
En el peso de mi mano empuño
tu mano como una piedra,
como un doloroso puñal,
cuando el oscuro pez de tus ojos
abre la violencia del agua.
Antofagasta, Diciembre de 1987
15
AMADA, YO ESCRIBO
cantando desde tu nombre.
Las noches me acercan a ti
y los crepúsculos me alejan.
Me llenas de una dulce melancolía
que me alimenta, y me entristece pensar
que la distancia te conoce mejor que yo.
La misma sal de la tierra
sabe que en tus manos se endulzó mi tristeza.
El mar es ancho y distante.
Así de ancho es mi silencio,
así te es distante mi dolor.
Te fuiste con las rojas palomas
que vuelan cuando el día muriendo se aleja.
Ah esta negra noche temblando.
Ah la blanca espuma que envuelve.
El mar es ancho y distante.
Las noches me acercan a ti
y los crepúsculos me alejan.
Y me entristece pensar
que la distancia te conoce mejor que yo.
Antofagasta, Noviembre de 1991
20
AMO TU NARIZ FINA, RECTA Y ALTA
que señala las celestes líneas de la luna
y los deliciosos senderos
que tus labios dibujan en la oscuridad.
Amo las uvas que tiemblan en tus ojos.
Amo el aroma de tu cuello terrestre.
Amo la nocturna mordedura
de tus párpados desbordándose.
Amo tus muslos rompiendo el aire
y tu sombra girando como un felino.
Amo a la mujer que en tu voz
se adueña dulcemente del silencio.
Amo la oscura bandera
que en tu pelo se deshace,
mientras tus manos están en la cocina
deslizando sus preguntas y sus respuestas,
o acariciando la fortuna de un florero,
abriendo secretos o cerrando la casa.
Antofagasta, Julio de 1989
22
SIN TU MIRADA
no soy yo cuando sonrío.
Sin ti me lleno de tristezas
como frente al mar en una tarde triste.
Sin ti el silencio golpea el infinito
y las horas se tejen inmensas.
Sin ti la soledad invade mis cosas,
devora mis cartas.
Sin tu mirada
no soy yo cuando sonrío.
Sin ti la noche abre sus alas oscuras
y me alcanza su amenaza,
pisa con sus pies lúgubres
en la tierra que yo te preparé
y habita en mí con las palabras
que yo quise decirte.
Antofagasta, Junio de 1987
28
HOY NO ME ENCONTRARAS FRENTE AL MAR,
mirando cómo se abrazan las olas,
ni cómo los rojos días
caen tras el horizonte.
Pues, los atardeceres sólo los llena mi voz,
y tu nombre llena las noches pensando.
Así es como te escucho caminar
en las tristes tardes de mi alma.
El sol en su lucha de arma débil
se te parece cuando te alejas.
El solitario árbol en mi destierro
conoce la azul llama de la tristeza.
Hacia donde la noche teje estrellas,
en sus tambores de sombra,
en sus campanas oscuras,
hacia allá, sin embargo, quiere buscarte mi dolor.
Iquique, Marzo de 1992
34
EN MIS MANOS CERRE TU CINTURA
y te besé como en un bosque negro,
como en una noche bajo los árboles.
Infinito bajé desde tus labios,
y puse mis manos en tu cuello.
Y no sé, quizá, ¡cuántas horas!.
No sé por qué no maté tu cisne,
ni lancé tus cuchillos al abismo,
ni enterré tu nombre en la arena.
Antofagasta, Agosto de 1991
36
SENTADO BAJO ESTA INMENSA NOCHE
el mar sólo canta y sólo cantan las olas.
Tu nombre ya no se queja lejano, ya no se queja,
y tu boca llena de silencio ya no me llama,
ya no me llama tu silencio.
Pues, el mar sólo canta y sólo cantan las olas.
Sentado bajo esta inmensa noche,
como a un náufrago en medio del agua,
tu silenciosa marea quiere ahogarme
con sus manos de espuma, con sus brazos de algas.
Así es como, a veces, mi tristeza te plantea.
Así es como, a veces, busco tu voz y tu nombre.
Sentado bajo esta inmensa noche,
sólo la distancia reconoce tus pasos,
y sólo la soledad sabe vivir en mis manos.
Tu barca ya no puede sobrevivir
en mis oceánicas noches de olvido.
Pues, el mar sólo canta y sólo cantan las olas.
Antofagasta, Agosto de 1991
38
TE LLEVO EN EL CORAZON
como en una cárcel:
prisionera, encadenada,
condenada, deshecha,
sumida, confesa ... protegida.
Estás olvidada en mi corazón,
aislada, incomunicada,
abandonada como en una selva,
solitaria como en una isla.
Allí estás, mirando desde mí,
alimentándote de mí
... maldita, tú que no me amas.
San Pedro de Atacama,
Octubre de 1995
41
YO ME EXTIENDO HACIA TU SABOR
como el viento a las frutas.
Tu boca puebla con su golpe rojo,
y la noche cae a tus pies
gritando como una niña desnuda.
Yo me extiendo hacia tus ojos,
a tu osada pureza buscándome,
a tus pequeñas manos silenciosas,
como si fuesen dos frutas extrañas
o como dos palabras nunca dichas.
Yo me extiendo hacia tu sabor,
a tus dulces ojos de otoño,
a tus libres labios de amante,
a tu ansiosa figura esperando,
de pie, en medio del viento.
Antofagasta, Septiembre de 1991
47
JUNTO A LA ORILLA DEL ESTERO,
bajo los sauces,
donde la luna revolotea y hace nido,
donde mi piel amenazó tu voz,
donde tus verdes ojos trémulos
dividieron mis palabras.
Donde la geografía de tu cuerpo
se tendió desnuda,
para que subieran mis manos
a herir la latitud de tu cintura,
para que mis besos
asaltaran la monarquía de tu sexo.
Ahí, fuimos como dos reptiles rosados,
entrelazados y cayendo dulcemente
adoloridos al mismo abismo.
Ahí, tu corazón se quedó dormido
acurrucado hacia una de mis frases
y mi voz quedó prendada de tu oído.
Iquique, Enero de 1992
50
ME BASTA TU MIRADA,
tus palabras, tus pasos,
mirar tus manos pequeñas,
tu voz acercándose.
Me basta mirar
por la ventana y verte,
cruzar la mirada
en tus ojos o escucharte.
Me basta estar en silencio,
pensar y nombrarte,
o quedarme dormido
hacia tu nombre sin saber más.
Para amarte me basta todo esto,
y aunque quiero más,
cualquier palabra tuya,
cualquier movimiento,
tu respiración o tu mirada
son suficientes
como para quedarme en silencio
… creyendo que me amas.
Antofagasta, Marzo de 1988
CON EL CORAZON LLENO DE FLECHAS
1 9 8 7 – 1 9 9 7
@ Derechos Reservados
N° de Inscripción 204975 del 06 de Junio de 2011
ISBN : 978-956-375-586-1
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